9 de mayo de 2012

El día D



Comenzando la semana, compró todo el equipo que necesitaba, desde patines hasta casco. Se gastó gran parte de su reducido monto ahorrado en poco más de dos meses, y el dinero que sus padres le habían dado. Un par de fotos para papá y mamá, para que no digan que la plata se malgastó.

Quería usar todo al instante. Tenía aquella extraña emoción cuando se quiere estrenar todo al mismo tiempo, pero tendría que esperar, esperar al Día D.

Finalmente, una subida de adrenalina, un deseo por ser la mejor... Un inminente temor a caer. Sin quererlo, fue esto lo que sintió ella en su primer entrenamiento. Con su equipo nuevo, sentía que brillaba, con sus débiles piernas y su pobre técnica de patinaje, no tanto.

Aún así, tuvo mucho coraje, se lanzó a la boca del lobo por sus primeros bloqueos y, como era de esperarse, al piso fue a dar. Su recuperación, sin embargo, fue rápida y sus enormes rodilleras evitaron todo daño o dolor significativo.

Las mujeres del equipo, en su mayoría, eran bastante abiertas, amigables. Muchas le dieron tips para obtener más equilibrio al realizar un bloqueo, para caer de una forma correcta, para ser más rapida, y todos, sin lugar a dudas, quedaron impresos en su memoria, más en su técnica, no mucho. Pero hacía el esfuerzo, trataba duro, estaba feliz.

No le quedaba otra, entrenar como loca.

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