La vida de Yuri
Enrique Neira Salamanca era como la de cualquier colombiano promedio. Graduado
en administración de riesgos del Instituto Nacional de los Seguros, ofrecido
por la Federación de Aseguradores Colombianos, trabajó durante 20 años como Analista
de riesgos. A pesar de que era separado, y que su hijo, Nicolás David, viviera
con su madre, mantenían una buena relación entre ellos.
Pero hace siete años,
durante el primero de Mayo, su vida cambió para siempre. Su hijo fue
brutalmente golpeado por agentes del Esmad, induciéndole un coma, el cual se
resolvió en una muerte cerebral cuatro días después.
Fue así como Yuri
Neira se convirtió posteriormente en un importante líder social de Bogotá, y
del país, al ser uno de los integrantes del Movimiento de Víctimas contra
Crímenes del Estado (Movice) y el creador de la Fundación Nicolás Neira. Hoy en
día se encuentra exiliado por segunda vez, por amenazas constantes contra su
vida.
Un dedicado padre,
privado de tener un hijo
Nacido en el seno de
una familia conformada por tres hermanos y una madre que hacía las veces de
papá y mamá, la vida de Yuri era muy diferente a como es hoy en día. En su
adolescencia, recuerda haberse mantenido informado sobre las cosas que sucedían
en el país con el periódico El Tiempo, medio al que su madre se encontraba
suscrita.
Con el fin de
compartir un poco más de tiempo con su hijo, Yuri se inscribió a la asociación
de padres en el colegio de Nicolás. Compartían todos los domingos montando
bicicleta en la ciclovía, visitaban juntos la familia paterna, y salía de vez
en cuando más temprano de su trabajo para llevarlo del colegio a la casa de su
madre, a pesar de que tenía ruta, y le ayudaba con sus deberes. Al ser el único
varón de aquella edad en la familia paterna, Nicolás fue el único sobrino, el
único nieto, el único primo, por lo tanto, el más consentido.
El primero de mayo de
2005, sin embargo, la tragedia abatió la familia Neira. “Nicolás tuvo un
accidente”, fue lo que Yuri recuerda que le dijeron aquél día. Salió rápidamente
del trabajo, subió a un taxi y se dirigió al Cami de la Perseverancia. En la
sala de espera, se encontró con un gran número de “jóvenes anarquistas”,
personas de sindicatos y de la defensoría del pueblo. Y luego, vio a Nicolás en
una camilla, siendo examinado por una enfermera que posteriormente le informa
que debe ser trasladado al Hospital de Saludcoop, el cual tenía el equipo que
requerido.
El método de lucha
compuesto principalmente por marchas, investigaciones y denuncias de otros
casos de crímenes de Estado y brutalidad policíaca contra civiles, ha
constituido a Yuri Neira como un icono de la lucha social, especialmente entre
los jóvenes. "Sus acciones son creativas y pueden sonar provocadoras, pero
nunca han estado por fuera de la ley", manifiesta el abogado Mahecha,
"desarma totalmente a quienes lo persiguen, pues utilizan métodos
ilegales".
Yuri visitó
devotamente durante cuatro días a su hijo que se encontraba en estado de coma
en el hospital, se le había diagnosticado trauma craneoencefálico severo,
fracturaoccipital y edema cerebral. El cinco de Mayo muere finalmente de
muerte cerebral, “el Esmad lo asesinó”, concluye Neira.
Tras la muerte de
Nicolás, Yuri comienza trabajar las 24 horas de días, los siete días de la
semana sobre las causas de la muerte de su hijo, los culpables, y los
beneficiarios con estas muertes. Encontró que los hechos habían ocurrido
durante las marchas del día internacional del trabajador, sobre la avenida
séptima, donde agentes del Esmad, tras lanzar varios gases lacrimógenos hacia
los marchantes, golpearon en el suelo al joven de 15 años hasta que quedó
inconsciente. Sin embargo, hoy, después de siete años de la muerte del hijo de
Yuri, este homicidio continúa impune, mas no en el olvido.
Pedro Mahecha,
abogado de Yuri Neira desde mayo del 2005, dice que en términos de derechos
humanos, se le han violado a este el derecho de conocer la verdad, el de tener
justicia y el de obtener una reparación integral. “Yuri no tiene una vida
normal”, afirma el abogado Mahecha, pues al violarle estos y tantos otros
derechos, Yuri ha perdido en la lucha un hijo, el derecho a la familia, el
derecho a la libertad de expresión y a la física por ser detenido numerosas
veces de manera ilegal, y el derecho a la dignidad al ser asociado con el
terrorismo.
“Es un hombre
pacífico, totalmente dedicado al caso de su hijo y demás casos relacionados
alrededor del país”, afirma Maria Elvira García, estudiante de Antropología de
la Universidad del Rosario que trabajó con él en 2011, en conjunto con otros
colectivos por la concientización y la recuperación de la memoria colombiana.
Este delgado hombre
de frondosa barba, ha logrado inspirar a numerosas personas. Desde estudiantes
hasta personas de edad, se unen cada día a la lucha por la causa, denunciando
los abusos del Estado y haciendo valer sus derechos. “La historia de Yuri, y
especialmente él como persona, es realmente una inspiración. Es una lección de
vida, de valor, y claramente de concientización y lucha social”, manifiesta Maria
Elvira, “con sus acciones, Yuri nos enseña que no debemos quedarnos callados,
que tenemos derechos que deben ser respetados por encima de todo”.
Comienzo de una ardua
lucha
Nicolás se encontraba
inmerso en algunos grupos de conciencia social conformados principalmente por
jóvenes anarquistas y en pro de los animales, la justica y la verdad, los
grupos de defensa a los animales, contra los circos, las corridas de toros y
las peleas de gallos. Fue así como Yuri Neira se encuentra rodeado por
compañeros de los movimientos que frecuentaba su hijo, así como ONGs del país.
Impulsado por un gran
número de movimientos sociales, y por la muerte de Nicolás, Yuri crea la
Fundación Nicolás Neira. En esta, principalmente lleva a cabo trabajos de
investigación sobre actos que protagonizan la Policía Nacional, como
violaciones de niños desde las camionetas de la misma policía, asesinatos en
las estaciones de policía, torturas y detenciones ilegales. Desde la Fundación,
presta también un servicio jurídico con abogados y servicio psicosocial en
conjunto con otras organizaciones para personas que han sufrido de los abusos
de la policía. Su trabajo finalmente se resume en la investigación, escritura y
visibilización de aquellos casos.
Complementando su
actividad en la fundación, Yuri trabaja además con el Movice, un organismo en
el que colaboran directamente tan solo 50 personas aproximadamente, con 27
sedes alrededor del país, y 4 sedes a nivel internacional. En este movimiento
desempeña en gran medida la misma función que en la fundación, tomando e
investigando casos, pero esta vez a nivel nacional. Es el vocero de los sin
voz, de los amenazados, de los abusados por los entes del Estado.
Es el mismo Yuri el
que le ha ido haciendo campo judicialmente al caso de su hijo para que no quede
en el olvido. “Llevaba año y medio con el caso de Yuri en la fiscalía, y estaba
resultando infructuoso”, cuenta Mahecha, “pero el ocho de Marzo del año pasado
él decidió encadenarse frente al edificio de la fiscalía, logrando que la
fiscal general de la nación se interesara por su caso y lo moviera
mínimamente”.
Yuri Neira ha sido
víctima de numerosas detenciones legales por la fiscalía, de un allanamiento
realizado por el DAS en 2009 por la supuesta fabricación de un explosivo en su
casa, y dos exilios del país por amenazas contra su vida. Hoy en día se
encuentra extrañando a Colombia, “con sus problemas y todo” y piensa volver
pronto para seguir luchando firmemente.
Con inmensa humildad
en su voz, Yuri dice verse en un futuro continuando haciendo lo que hace hoy:
investigando y denunciando casos de brutalidad policiaca y crímenes de Estado,
tratando de que muchos de ellos, sino todos, no queden en la impunidad y en el olvido,
y que los culpables de estos crímenes respondan por ellos.