30 de mayo de 2013

Sobre la reparación de víctimas en Bogotá



Por muchos años, Colombia ha sido protagonista de un continuo conflicto interno, de violencia, de delincuencia común, entre otros infortunios. Fue a raíz de esto que, tras varios proyectos y gestiones, la Ley 1448 de Junio de 2011 es creada y puesta en marcha. Sin embargo, para obtener reconocimiento como víctima afectada y obtener derecho a la reparación, existen varias condiciones.

Por esto, ​una de las principales apuestas que asumió el gobierno del Presidente Santos fue la implementación de una política pública que diera solución al problema de las víctimas en Colombia. Desde su posesión, apoyó e impulsó la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, la cual fue aprobada en el 2011, consolidándose como un marco legal sin precedentes en materia de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado en Colombia.

Entre las condiciones para hacer parte del proceso de reparación, se estipula que por víctimas se refiere exclusivamente a aquellas afectadas por el conflicto interno, dejando de lado la delincuencia común y otros hechos violentos por fuera del marco. 

Para ver el producto audiovisual completo, haz click AQUÍ



[Producto audiovisual presentado para la asignatura de Problemas Colombianos. Trabajo conjunto con Anderson Camilo Tellez y Juana Teresa Callejas]

29 de mayo de 2013

Bebé a bordo



Maria Elvira tiene cinco meses y medio de embarazo y lo sabe hace apenas tres semanas. Se enteró por error, fue a una consulta nutricionista en la enfermería de su Universidad porque se “veía gorda”, y este fue el resultado.

“¡Pero no puede ser posible! ¿Cómo voy a tener 19 semanas de embarazo si me puse el dispositivo en el brazo hace como 4 meses?”, fue su respuesta. Desde aquél entonces, la vida de Maria Elvira ha cambiado drásticamente, siendo una estudiante universitaria de 21 años acabados de cumplir.

Delgada, 1.50 de altura y morena, Maria Elvira sigue viéndose mucho más joven de lo que en realidad es. Pero al hablar de su embarazo, su amplia sonrisa escondida bajo sus definidos crespos no titubea, no se opaca.

Cada día, esta joven se levanta  a las 4:30 am, hace media hora de ejercicios prenatales hasta las cinco, se asea y se viste para salir de su casa. Son 20 minutos de caminata hasta el Transmilenio, y 20 minutos de viaje hasta llegar a la Universidad a clase de siete. Trata de llegar siempre con al menos 15 minutos de antelación para poder subir las numerosas escaleras que la conducen hasta su salón de clase correspondiente, pues el edificio no dispone de ascensor.

Esta mañana, como todas mañanas de las últimas tres semanas, Maria Elvira presta especial atención a su alimentación. Tomó de desayuno papaya con avena en leche “porque contiene vitamina D y Zinc, que son esenciales para el embarazo… Tengo que comer al menos cuatro porciones de frutas y verduras al día”, explica.

Pero su mañana no termina con el desayuno. A las ocho comió una porción de sandía, a las nueve un jugo y unas galletas “porque igual seguía con hambre”, dice. Al salir de clase le dio un “antojito”, así que se comió un pastel de pollo. A las once, al volver a clase, se comió una mandarina y de almuerzo comió un sánduche cerca de la Universidad.

“Me tuve que ir a lavar los dientes en el baño porque ahora me toca ponerle cuidado a eso, las caries pueden provocar abortos, no me pregunte por qué”, dice entre risitas nerviosas.

“La gente que me conoce llega directamente a consentirme la panza y a preguntarme cómo voy”, dice, “pero hay mucha gente que apenas se comienza a dar cuenta… Hay otros que miran mi cara, luego mi panza y hacen cara de terror”.

Pero muy sin escrúpulos Maria Elvira dice que hay gente que le ayuda o no le deja hacer las cosas más básicas como lavar un plato o recoger algo, y le incomoda pues “El hecho de estar embarazada no significa que sea discapacitada o boba, tengo limitaciones, pero sigo normal. Si las indígenas pueden parir e irse a trabajar, yo puedo hacer perfectamente lo mismo”.

A las dos de la tarde comió unas fresas, “para que el bebé salga rojito”. A las cinco sale de su última clase del día y se devuelve a su casa. Sin embargo, la vida de Maria Elvira no transformó simplemente su vida y sus relaciones en la Universidad, sino que su rutina también cambió en casa.

Cada noche desde que lo confirmaron, como si fuera un ritual sagrado, Pablo, el padre del bebé, le aplica aceite de almendras a la barriga de la madre y se lo frota al tiempo que le susurra inaudibles secretos de amor. Cada día, la notable barriga de Maria Elvira es protagonista hermosas palabras de aliento y ternura. “Le digo que va a ser muy bonito, muy inteligente, muy responsable”, cuenta con una sonrisa en su cara.

Este bebé, aún siendo así de inesperado como lo fue para Maria Elvira y Pablo, se ha convertido ahora en el centro de sus vidas, transformándolo todo a su alrededor. A “Inteligente”, como les gusta llamarlo, no le espera más que una vida llena de amor.

[Crónica presentada para la asignatura de Producción Periodística II]

Yuri Neira: un luchador por la justicia

Yuri Enrique Neira / Foto: Camilo Mojica

La vida de Yuri Enrique Neira Salamanca era como la de cualquier colombiano promedio. Graduado en administración de riesgos del Instituto Nacional de los Seguros, ofrecido por la Federación de Aseguradores Colombianos, trabajó durante 20 años como Analista de riesgos. A pesar de que era separado, y que su hijo, Nicolás David, viviera con su madre, mantenían una buena relación entre ellos.

Pero hace siete años, durante el primero de Mayo, su vida cambió para siempre. Su hijo fue brutalmente golpeado por agentes del Esmad, induciéndole un coma, el cual se resolvió en una muerte cerebral cuatro días después.

Fue así como Yuri Neira se convirtió posteriormente en un importante líder social de Bogotá, y del país, al ser uno de los integrantes del Movimiento de Víctimas contra Crímenes del Estado (Movice) y el creador de la Fundación Nicolás Neira. Hoy en día se encuentra exiliado por segunda vez, por amenazas constantes contra su vida.

Un dedicado padre, privado de tener un hijo

Nacido en el seno de una familia conformada por tres hermanos y una madre que hacía las veces de papá y mamá, la vida de Yuri era muy diferente a como es hoy en día. En su adolescencia, recuerda haberse mantenido informado sobre las cosas que sucedían en el país con el periódico El Tiempo, medio al que su madre se encontraba suscrita.

Con el fin de compartir un poco más de tiempo con su hijo, Yuri se inscribió a la asociación de padres en el colegio de Nicolás. Compartían todos los domingos montando bicicleta en la ciclovía, visitaban juntos la familia paterna, y salía de vez en cuando más temprano de su trabajo para llevarlo del colegio a la casa de su madre, a pesar de que tenía ruta, y le ayudaba con sus deberes. Al ser el único varón de aquella edad en la familia paterna, Nicolás fue el único sobrino, el único nieto, el único primo, por lo tanto, el más consentido.

El primero de mayo de 2005, sin embargo, la tragedia abatió la familia Neira. “Nicolás tuvo un accidente”, fue lo que Yuri recuerda que le dijeron aquél día. Salió rápidamente del trabajo, subió a un taxi y se dirigió al Cami de la Perseverancia. En la sala de espera, se encontró con un gran número de “jóvenes anarquistas”, personas de sindicatos y de la defensoría del pueblo. Y luego, vio a Nicolás en una camilla, siendo examinado por una enfermera que posteriormente le informa que debe ser trasladado al Hospital de Saludcoop, el cual tenía el equipo que requerido.

El método de lucha compuesto principalmente por marchas, investigaciones y denuncias de otros casos de crímenes de Estado y brutalidad policíaca contra civiles, ha constituido a Yuri Neira como un icono de la lucha social, especialmente entre los jóvenes. "Sus acciones son creativas y pueden sonar provocadoras, pero nunca han estado por fuera de la ley", manifiesta el abogado Mahecha, "desarma totalmente a quienes lo persiguen, pues utilizan métodos ilegales". 

Yuri visitó devotamente durante cuatro días a su hijo que se encontraba en estado de coma en el hospital, se le había diagnosticado trauma craneoencefálico severo, fracturaoccipital y edema cerebral. El cinco de Mayo muere finalmente de muerte cerebral, “el Esmad lo asesinó”, concluye Neira.

Tras la muerte de Nicolás, Yuri comienza trabajar las 24 horas de días, los siete días de la semana sobre las causas de la muerte de su hijo, los culpables, y los beneficiarios con estas muertes. Encontró que los hechos habían ocurrido durante las marchas del día internacional del trabajador, sobre la avenida séptima, donde agentes del Esmad, tras lanzar varios gases lacrimógenos hacia los marchantes, golpearon en el suelo al joven de 15 años hasta que quedó inconsciente. Sin embargo, hoy, después de siete años de la muerte del hijo de Yuri,  este homicidio continúa impune, mas no en el olvido.

Pedro Mahecha, abogado de Yuri Neira desde mayo del 2005, dice que en términos de derechos humanos, se le han violado a este el derecho de conocer la verdad, el de tener justicia y el de obtener una reparación integral. “Yuri no tiene una vida normal”, afirma el abogado Mahecha, pues al violarle estos y tantos otros derechos, Yuri ha perdido en la lucha un hijo, el derecho a la familia, el derecho a la libertad de expresión y a la física por ser detenido numerosas veces de manera ilegal, y el derecho a la dignidad al ser asociado con el terrorismo.

“Es un hombre pacífico, totalmente dedicado al caso de su hijo y demás casos relacionados alrededor del país”, afirma Maria Elvira García, estudiante de Antropología de la Universidad del Rosario que trabajó con él en 2011, en conjunto con otros colectivos por la concientización y la recuperación de la memoria colombiana.

Este delgado hombre de frondosa barba, ha logrado inspirar a numerosas personas. Desde estudiantes hasta personas de edad, se unen cada día a la lucha por la causa, denunciando los abusos del Estado y haciendo valer sus derechos. “La historia de Yuri, y especialmente él como persona, es realmente una inspiración. Es una lección de vida, de valor, y claramente de concientización y lucha social”, manifiesta Maria Elvira, “con sus acciones, Yuri nos enseña que no debemos quedarnos callados, que tenemos derechos que deben ser respetados por encima de todo”.

Comienzo de una ardua lucha

Nicolás se encontraba inmerso en algunos grupos de conciencia social conformados principalmente por jóvenes anarquistas y en pro de los animales, la justica y la verdad, los grupos de defensa a los animales, contra los circos, las corridas de toros y las peleas de gallos. Fue así como Yuri Neira se encuentra rodeado por compañeros de los movimientos que frecuentaba su hijo, así como ONGs del país.

Impulsado por un gran número de movimientos sociales, y por la muerte de Nicolás, Yuri crea la Fundación Nicolás Neira. En esta, principalmente lleva a cabo trabajos de investigación sobre actos que protagonizan la Policía Nacional, como violaciones de niños desde las camionetas de la misma policía, asesinatos en las estaciones de policía, torturas y detenciones ilegales. Desde la Fundación, presta también un servicio jurídico con abogados y servicio psicosocial en conjunto con otras organizaciones para personas que han sufrido de los abusos de la policía. Su trabajo finalmente se resume en la investigación, escritura y visibilización de aquellos casos.

Complementando su actividad en la fundación, Yuri trabaja además con el Movice, un organismo en el que colaboran directamente tan solo 50 personas aproximadamente, con 27 sedes alrededor del país, y 4 sedes a nivel internacional. En este movimiento desempeña en gran medida la misma función que en la fundación, tomando e investigando casos, pero esta vez a nivel nacional. Es el vocero de los sin voz, de los amenazados, de los abusados por los entes del Estado.

Es el mismo Yuri el que le ha ido haciendo campo judicialmente al caso de su hijo para que no quede en el olvido. “Llevaba año y medio con el caso de Yuri en la fiscalía, y estaba resultando infructuoso”, cuenta Mahecha, “pero el ocho de Marzo del año pasado él decidió encadenarse frente al edificio de la fiscalía, logrando que la fiscal general de la nación se interesara por su caso y lo moviera mínimamente”.

Yuri Neira ha sido víctima de numerosas detenciones legales por la fiscalía, de un allanamiento realizado por el DAS en 2009 por la supuesta fabricación de un explosivo en su casa, y dos exilios del país por amenazas contra su vida. Hoy en día se encuentra extrañando a Colombia, “con sus problemas y todo” y piensa volver pronto para seguir luchando firmemente.

Con inmensa humildad en su voz, Yuri dice verse en un futuro continuando haciendo lo que hace hoy: investigando y denunciando casos de brutalidad policiaca y crímenes de Estado, tratando de que muchos de ellos, sino todos, no queden en la impunidad y en el olvido, y que los culpables de estos crímenes respondan por ellos.