4 de mayo de 2012

Hazlo.



"Deberías hacerlo", le dijo con emoción aquél delgado joven, "es el deporte perfecto para ti".
Hablaban del Roller Derby, un deporte aún muy nuevo en su país. Data de los años 20, originario del estado de Texas, Estados Unidos. Se trata de un deporte de contacto sobre ruedas, practicado generalmente por mujeres.

Estaba fascinada con aquél deporte, pero sentía temor. Temor de ser azotada, no solo por aquellas monumentales mujeres que lo jugaban, sino también por su terrible estado físico, pues bien se sabía que ella no era más que una deportista del sofá, si se puede decir. Temor por ilusionarse con algo que, tal vez, la desilusionaría luego. Temor también de comenzar, y no continuar con ello. Temor de tener temor. "Me da miedo", le contestó ella.

Recordó la primera vez que escuchó sobre el Roller Derby, no mucho tiempo atrás. Fue en una película, "Whip It", protagonizada por una actriz que, si bien no era su favorita, la tenía siempre muy en cuenta, Ellen Page, y dirigida por Drew Barrymore. Pensó que fue una buena película, y lo sigue siendo.

Aquella noche no pudo contenerse. Youtube fue su aliado, vio cientos de videos acerca del Roller Derby. Conoció algunos de los equipos de su país, de la ciudad en la que ahora vivía, de su ciudad natal. Conoció también equipos de otros países, mejores aún que los que vio en un principio. Aprendió de memoria los nombres de cada posición de los jugadores, de las reglas del juego. Tenía sed, sed de Roller Derby.

Estuvo a punto de enviar un correo solicitando su ingreso a uno de los equipos de la ciudad, pero se arrepintió al recordar que no se había subido a unos patines hacía poco menos de 5 años. "Patinar es como correr, nunca lo olvidas", le dijo un día una amiga, pero ¿quién sabe? Estuvo en la liga de patinaje en su ciudad natal por un breve periodo de su vida, pero hacía tanto tiempo que lo había dejado que tenía pena de caer apenas se parara.

Al día siguiente no tuvo clase en la universidad en la mañana, así que decidió tomarse libre también la tarde. Su obsesión no hacía sino aumentar, estaba como loca. Entre deberes que adelantaba, veía o leía una que otra cosa sobre este deporte. Pensaba en cuál sería su nombre derby, todos le parecían estúpidos. ¿"Murder Baby", o "Baby Murder"? Aún no sabía cuál sonaba mejor, fue lo único rescatable de todo lo que se le ocurrió.

El delgado joven volvió a insistirle ese día, y finalmente, en un acto de impulsividad y locura, envió el correo.
La espera comenzó...

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